miércoles, abril 11, 2007

Polaridad: individuo-comunidad

Esta vez reflexionaremos en otra polaridad que nos constituye: la de ser un individuo como la de, al mismo tiempo, formar parte de una comunidad ( sea ésta de pareja, familiar, social, laboral, etc) Todos/as reconocemos la tirantez que conlleva esta polaridad. Desde el punto de vista astrológico podemos reconocer que hay elementos de la Carta Natal que tienden a acentuar y fortalecer a la individualidad por un lado y otros elementos que tienden a manifestar más las características comunitarias. A modo de introducción, podríamos dar una lista de una y otra tendencia: La tendencia a la individualidad se manifiesta: centrada en sí misma, expresiva, a veces impulsiva, coherente, competitiva, deseante, buscadora, etc. Que, desde el lenguaje astrológico hablaríamos de los signos de fuego (aries, leo y sagitario) acentuados; y, a Marte y Urano ubicados en forma preponderante, etc.
La tendencia a la comunidad se manifiesta; más funcional, con mayor capacidad de empatía y capacidad de respuesta al entorno, dependiente, flexible, con actitud más cooperadora, adaptable, etc. Astrológicamente diríamos, en este caso, que los signos de agua (cáncer, escorpio y piscis) “son” fuertes en la Carta, o también observaremos a la Luna o Neptuno en una posición significativa.
Creo, es necesario reconocer ambas tendencias actuando en nosotros, como un pulso que nos centraliza y define por un lado y nos empatiza y congrega por otro. Como en toda polaridad, es necesario ser concientes de la necesidad de un equilibrio dinámico para mantener un ritmo más fluido y saludable.
El estar muy centrado en sí mismo, ser independiente, autónomo, nos da la posibilidad de conectarnos con una determinada potencia personal, nos sentimos seguros, fuertes…pero “exagerados/as” en ésta tendencia, podemos encontrarnos con cierto grado de soledad, cuando no, aislamiento y extrañar la calidez de un contacto más íntimo con otro u otros, necesitando sensación de pertenencia y cooperación. Desde el otro polo podemos encontrarnos nadando en el mar de la afectuosidad, sintiéndonos completos dentro de un marco ideológico, o fusionados apasionadamente en unión cuasi-mística con el/la persona o grupo amado…pero “exagerados/as” en ésta tendencia aparecerán signos de ahogo, de despersonalización, quizá indicios de pérdida de identidad y cuando no de dignidad, sintiendo que hemos sido abusados por el otro/a u otros(grupo, familia, empresa, etc.), obviando nuestra responsabilidad de elección personal.
El autoconocimiento astrológico no nos cambia, por supuesto, nuestra más natural tendencia a ser de una u otra manera. Sí, nos puede ayudar a ser más conscientes de nuestra más profunda naturaleza y observar que parte de la misma puede hallarse manifestada “exageradamente” desequilibrando nuestra integridad, y formando así claros síntomas de incomodidad: enojo, impotencia, soledad, aburrimiento, angustia, etc. Sopesando la balanza de nuestras polaridades, podemos ir encontrando nuevas formas de equilibrio en nuestra vida.
Hasta el próximo encuentro.
Javier Ignacio Alvarez
Consultoría psicoastrológica

jueves, abril 05, 2007

El Sol, la Luna y el Ascendente


En Astrología, cuando se estudia una Carta Natal. Estos tres aspectos ( El Sol, la Luna y el Ascendente) suelen ser los primeramente esbozados para comenzar a hacer un análisis de nuestra particular forma de ser, a la vez dinámica y con ciertos rasgos estables.
Estos tres aspectos de nosotros mismos pueden estar en cada uno de los 12 signos del Zodíaco. Y así es como pueden notar, que es infinita la forma en que estos tres aspectos pueden estar configurados en cada uno de nosotros. Por ejemplo: a todos aquellos individuos nacidos entre el 22 de julio y el 22 de agosto se verá, en sus cartas natales, que el Sol esta en el signo de Leo, así se dice que los nacidos en ese período son leoninos/as. Ahora bien, a lo largo de un mes la Luna “viaja” por todos los signos, así cada uno de los leoninos antes mencionados pueden ser a su vez, de distinto signo lunar. Y observando ahora el tercer aspecto (Ascendente), este “cambia” en un día por todo el zodíaco, de signo en signo , así las cosas y por dar un ejemplo: alguien puede ser del signo de Leo (el Sol en Leo) , ser, también del signo de Virgo (la Luna en Virgo) y ser Ascendente de Acuario; y, otra persona puede ser del signo de Leo (el Sol), también ser del signo de Sagitario ( la Luna en Sagitario ) y ser Ascendente Tauro.
Ambas personas “son” de Leo , de acuerdo al período en el cual el Sol estaba en Leo, pero tendrán cualidades lunares distintas , como así también el Ascendente.
Como verán es un poco complicado, pero no tanto; lo que sí podemos decir, es que cada uno de nosotros tiene una particularidad muy específica y hace de los caracteres y los rasgos de la personalidad algo muy distinto, aún en personas que decimos, son del mismo signo.
Ahora bien: ¿de que nos habla cada variable?
La Luna: nos habla de nuestras tendencias más arraigadas, nuestras reactividad, nuestra espontánea forma de reaccionar o la manera en que nos protegemos y cuidamos. Donde está la Luna hay mucha memoria y capacidad de respuesta, pero por esto mismo se puede convertir en un refugio evitativo en relación a la necesidad de confrontar aspectos mas desafiantes. Según en que signo esté la Luna, así serán las formas arraigadas de reaccionar rápidamente y las maneras de refugiarnos y “esconder la cabeza”
El Sol: nos indica nuestra vitalidad , nuestra manera de expresarnos y ser nosotros mismos. El aspecto de nosotros mismos en el cual sentimos aquello que llamamos “yo soy” , y no aquello que sentimos que tenemos que ser para adaptarnos al entorno o para ser queridos. Ser solares es irradiar energía hacia fuera de nosotros mismos, es sentirnos vitales. Según sea nuestro signo solar, nos dará pistas de cómo nos sentimos mas vivos y mas íntegros.
El Ascendente: Es la energía (signo) que sale espontáneamente de nosotros mismos, pero que por salir así, digamos, “inconscientemente”, no la reconocemos como propia, es así como, el Ascendente, se comprende a partir de escenas de vida (experiencias) que nos llaman a darnos cuenta que somos nosotros mismos los que las generamos. También se lo suele definir como el camino de “la energía a aprender”, siendo así, como nos vemos, una y otra vez, en la necesidad de tomar contacto con la misma a través de vivencias recurrentes. Suele ocurrir, con mucha frecuencia, que conozcamos muchas personas que tienen esa energía fuertemente acentuada, así, al estar en relación con ellas, se produce el fenómeno de amor-odio que más allá de las vicisitudes nos lleva a comprender mas esa cualidad y a la postre a nosotros mismos.
Pues bien , por si esto fuera poco , también están en danza los planetas: Venus ( la forma en que nos relacionamos) ; Marte ( la forma de nuestro deseo); Júpiter ( nuestra manera de valorizar la experiencia) y otras energías más. Serán comentario para otro momento, cuando la sincronía de las energías lo dispongan y las podamos acompañar escribiendo sobre ellas.



Hasta el próximo encuentro.


Javier Ignacio Alvarez