sábado, agosto 26, 2006

Destinos, condicionamientos, y libertad creativa

La astrología tiene 2 fuentes a partir de las cuales se construyen sus diversas teorías que bucean en la comprensión de la naturaleza humana.

Una de las fuentes es la compartida objetivamente por todos; y es el movimiento de los planetas (incluidos el sol y la luna) dentro del sistema solar. Este movimiento puede ser pre-visto, pre-dicho y está determinado. Hemos conocido y establecido las leyes que rigen sus movimientos y permanecen “casi” inalterables a lo largo del tiempo conocido (la historia).
(Este determinismo es el que nos asegura de que mañana, pasado mañana y dentro de un año, el Sol, aparecerá en el horizonte a la hora prevista y no nos sorprenda apareciendo 30 minutos más tarde porque “se quedó durmiendo un rato más”).

La otra fuente es la interpretación de la influencia que ejercen los movimientos planetarios sobre la vida en el planeta Tierra, y, específicamente sobre la naturaleza humana. Esta interpretación no está pre-determinada, sino, que se va transformando con la capacidad de significar y dar sentidos que los seres humanos vamos desarrollando.
El desarrollo de cosmovisiones se basa, por un lado: en la transmisión de tradiciones (estudios de mitología, religiones, filosofías, psicologías y otros conocimientos humanos) y por otro lado: en revelaciones, en intuiciones, en sueños y en accesos a estados de conciencia que canalizan información (todas éstas son de origen individual –subjetivo- y serán puestas en consideración por la comunidad al ser escuchadas y o leídas). Los astrólogos, a lo largo de la historia van interpretando así (contexto histórico-cultural y experiencia personal) las hipotéticas y posibles formas de relación entre el movimiento del Cielo y los nacidos en la Tierra.
Esto lleva a considerar que lo que en la Astrología Medieval eran denominados Planetas Benéficos y Maléficos, hoy, muchos, interpreten las mismas energías como: a unas, las deseadas y anheladas (benéficas) y a las otras, las temidas y rechazadas (maléficas) como parte del acontecer vital
Cabría preguntarse, ¿es maléfica la energía que pone límites al ego humano?...¿maléfica, para quién?...

Ahora bien, hagámonos otra pregunta: ¿si el movimiento de los planetas está determinado no lo están sus influencias sobre los seres humanos, haciéndo que éstos se vean destinados a determinados sucesos?
Aquí es donde entra en juego la capacidad humana de autoconciencia (conocimiento de la dinámica psicológica) junto a la, aunque a veces parezca mínima, capacidad de libertad (elecciones creativas, no condicionadas por las experiencias pasadas).
Una cosa son las condiciones establecidas, las influencias externas ( sean planetarias, sociales, familiares o fisico-genéticas) y otra cosa es mi respuesta autoconciente hacia ellas. Es una ardua tarea donde se confrontan:
lo determinado y la libertad
lo condicionado y la creatividad
lo pre-establecido y la forma personal de vivirlo
Es aquí, donde la astrología se integra con la psicología y nacen orientaciones como “la psicología arquetípica”, “la astrología psicológica”, la “psicoastrología” y otras ramas del saber significativo (diferenciándolo del científico – que explica lo ya establecido-).

Así, quizá, no convenga a la verdad de los hechos la creencia de que los planetas determinan o establecen lo “que nos va a pasar”, sino confiar en que comprendiendo nuestros condicionamientos culturales y psicológicos cambiará nuestra forma de responder frente a los estímulos energéticos, optimizando así, nuestra vida (esto es, honrándola en mayor armonía con el cosmos)

Quizá sea una de las tareas más difíciles que un ego pueda experimentar.....

El proceso en el cual, las creencias en las cuales confiamos nuestra vida en el pasado, vayan cediendo su hegemonía a las nuevas y más auténticas (más propias del momento presente) creaciones emergentes.

Hasta el próximo encuentro.