sábado, septiembre 20, 2008

Viviendo tiempos de transición



Desde mi cosmovisión, como astrólogo, estudio, investigo y voy confirmando mediante la experiencia, la idea de que las estrellas y el Sistema Solar (el Cielo) influyen vitalmente, tanto sobre la Tierra en sí, como en cada uno de sus habitantes. Es decir que, los “movimientos” estelares, con sus ciclos, períodos y ritmos señalan: días, años, épocas, eras, en fin…tiempos. Dentro de ésta cosmovisión, que tiene a la astrología como una disciplina seria, se habla de la muy difundida idea de una “Nueva Era” – que en su detalle objetivo y científico se relaciona con el fenómeno astronómico conocido como la precesión de los equinoccios.
Estamos en plena transición, o sea, “cambio gradual de un estado a otro” , en pleno alumbramiento de la Era de Acuario, en la cual se manifiesta energía y cualidades propias de esta constelación zodiacal.
Sin dejarnos vencer por la ansiedad, ya que éstas “eras” duran aproximadamente 2500 años, sin, tampoco, creer que leyendo “un poco” podemos tener en claro de qué se trata, sí, podemos, tratar de ir comprendiendo mejor sus efectos a gran escala. Animándonos, humildemente, a vislumbrar (con el respeto que se merecen tanto el Cielo como cada vida que se desarrolla en la Tierra) la significación que tiene esta transición o era que puja por nacer podremos sentirnos más partícipes que “convidados de piedra” en el proceso evolutivo-creativo.
Es necesario aclarar que no obvio las investigaciones y conclusiones (de hecho también estudio las que puedo) de carácter: biológico, antropológico, histórico, sociológico, económico, político, psicológico, filosófico, teológico, etc., que se hacen en nombre del bien común, al contrario, creo que son distintas herramientas que ayudan a comprender mejor el “fenómeno humano”, sí, es conveniente señalar, que la astrología es una herramienta que trabaja en el plano simbólico, es decir, en el plano en el cual, a falta de mediciones objetivas, se encuentra uno con la “intuición reveladora” (de aquí la necesidad de cotejar y dialogar para encontrar respuestas consensuadas a las intuiciones subjetivas), siendo así, una herramienta más para forjar el conocimiento y bienestar humano.
Así bien, podemos decir, que ya se están manifestando energías acuarianas, y me atrevo a decir que un hito histórico de tan magno cambio transformador fue la Revolución Francesa, con sus “estandartes-ideales” de: Libertad, Igualdad y Fraternidad; palabras-símbolos, éstas de neta significación acuariana. A partir de allí, podríamos decir, que distintos grupos humanos tomaron uno u otro de éstos estandartes.
Por un lado, se ha ido generando y expresado la necesidad imperiosa de las libertades individuales; esto ha tomado forma, por ejemplo, en la política liberal, la libre competencia de mercado, la lucha por los derechos individuales, el “amor libre” del hippismo, la libertad de expresión en el arte, como en la divulgación de ideas y opiniones, etc.
Por otro lado, se ha gestado y luchado por la búsqueda de igualdad: el nacimiento de las democracias y la participación en las instituciones de poder, la creación de leyes que limitaran concentraciones exageradas de poder o riqueza, la educación para todos, las disciplinas uniformadoras, las obligaciones individuales, etc.
Tanto el desarrollo de la libertad como el de la igualdad han sufrido distorsiones, excesos, desviaciones y, cuando no, luchas entre los conceptos: “libertad individual” y “responsabilidad social”, no solo entre naciones o partidarios ideológicos, sino, también, cuantas veces, en el centro mismo de nuestra personalidad.
Pero me queda un “estandarte” aún, y es el de Fraternidad, quizá el menos expresado hasta éstos días.
Reflexionemos algunos conceptos: …
”libertad en la interdependencia”, …
”libertad responsable”,…
”responsabilidad por uno/a mismo/a”,…
”equilibrio de derechos y obligaciones”,…
”leyes de la hermandad”,…
”globalización ecológica”,…
”conciencia planetaria”…
temas para investigar e ir dialogando.
Las energías-palabras-símbolos están manifestándose, también la necesidad de rectificar, día a día, los desequilibrios desestabilizantes. Si le sumamos: buena voluntad, confianza en los procesos autocurativos, tanto planetarios como personales y recordamos el concepto “fraternidad” al menos una vez al día, estaremos, creo, por buen camino.
No olvidemos que los hechos de la existencia de todos los días- la cotidianeidad- son, de alguna manera, el material que tenemos para trabajar sobre ellos, para aprender de ellos, para celebrar en sus infinitas sendas la sensación de caminar reunidos al plan inteligente de la Vida. Hoy por hoy, estamos tomando conciencia de la necesidad de solidaridad, cooperación, de aprender a convivir con las diferencias, de no discriminarnos y más aún, de respetarnos mutuamente. Aún habrá excesos y exageraciones, tanto en nombre del “conservar”, como del “progresar”; como todo cambio cultural o personal, cada nuevo aprendizaje, toda revolución, crean desequilibrios y confusión, éstos son, creo, los que estamos viviendo en el ámbito personal, nacional o global. Pero también…mientras tanto…surgen visiones, claridades, y nuevos ideales que, como siempre ha sido, son los mojones que nos marcan la dirección de nuestras vidas, que aunque no “prodigiosas”, sí, puedan ser, bien vividas.
Hasta pronto, nos volveremos a encontrar, disfrutando de una fraterna y solidaria reflexión, tratando temas personales o globales, sintiéndonos cerca, cada día más humanos y mejor hermanos como hijos de un mismo Sol.

Javier Ignacio Alvarez
Consultor Psicologico - Astrológico
Bs. As. Argentina

martes, abril 22, 2008

Dinámicas vinculares:(repensando la pareja)

Uno de los temas que contextualizo al trabajar con la Carta Natal es el de las polaridades y las dinámicas vinculares implicadas. Una polaridad, quizá la más básica, es, la llamada por la cultura china: YIN-YANG, los principios receptivo y activo de la naturaleza; lo femenino (centrípeto) y lo masculino (centrífugo). Son las dos energías fundantes en cada uno de nosotros, seamos varón o mujer. Hoy, en éstas épocas de intensas transformaciones, estamos, algunos varones y mujeres necesitando o tratando de integrar el lado opuesto de nuestra naturaleza psíquica interna ( a las cuales Carl Jung llamó anima –en los varones- y animus –en las mujeres-). En el varón emerge la disposición a integrar un mayor grado de sensibilidad (yo siento”), receptividad (“yo me dispongo”) y vulnerabilidad (“yo contacto mis heridas”) tradicionalmente cualidades atribuidas a la mujer.
Y, por el lado de las mujeres, las cualidades emergentes que llaman a la integración están: la autodefinición (“yo soy”), intencionalidad (“yo quiero”) y potencia social (“yo puedo”), tradicionalmente ligadas al varón. Hay más, por supuesto, éstas intentan, ser un muestreo de tantas posibilidades.
Estamos viviendo una época de re-polarización: a veces se ven excesos, esto es, “pasarse para el otro lado”, actuando en demasía las características atribuidas al otro sexo; en otros casos acentuamos con fundamentalismos rígidos las cualidades propias de nuestro sexo y, claro está, el del otro (por ejemplo el exacerbado “machismo”, tan comentado, y tan menospreciado, a veces y tan conveniente otras veces– tanto para varones como mujeres que lo sostienen-); y en otras ocasiones logramos encontrar nuevas formas de ir integrando ambas cualidades en nosotros/as mismos/as. A partir del descubrimiento de los 2 hemisferios cerebrales se ha ido acentuando un paradigma de mayor integración. De porqué, aún siendo varones o mujeres nos manifestábamos, ambos, en formas tanto masculinas como femeninas.
Somos cuerpos distintos, con órganos que nos definen, que segregan hormonas distintas, pero ambos sexos pueden comprender más al otro si escuchamos las tendencias opuestas y complementarias gravadas tanto en nuestros genes como en los vínculos tempranos con papá y mamá y en las experiencias sociales de nuestra vida de relación( nuestra historia de vida). Y, claro, leyendo también la composición de las energías masculino-femeninas en la Carta Natal.
¿Quién no ha experimentado cierta posición “viril” de algún varón agrediendo!! a los “afeminados” o aquella otra posición de algunas mujeres acusando a otras por su exagerada “independencia” ( y, quizá, aplaudiéndolas en silencio)? Aún hay mucho por debatir, comprender, aprender e interesarnos realmente por el otro…de la mano de interesarnos por nosotros/as mismos/as. A través del estudio de la Carta Natal, acompañado de técnicas de visualización y sensibilización trabajamos el integrarnos y sentirnos más enteros. Pero hay muchas otras polaridades que se manifiestan y buscan el encuentro, el equilibrio y nuevas formas de integración: ( ver )

Hasta el próximo encuentro

Javier Ignacio Alvarez

miércoles, abril 11, 2007

Polaridad: individuo-comunidad

Esta vez reflexionaremos en otra polaridad que nos constituye: la de ser un individuo como la de, al mismo tiempo, formar parte de una comunidad ( sea ésta de pareja, familiar, social, laboral, etc) Todos/as reconocemos la tirantez que conlleva esta polaridad. Desde el punto de vista astrológico podemos reconocer que hay elementos de la Carta Natal que tienden a acentuar y fortalecer a la individualidad por un lado y otros elementos que tienden a manifestar más las características comunitarias. A modo de introducción, podríamos dar una lista de una y otra tendencia: La tendencia a la individualidad se manifiesta: centrada en sí misma, expresiva, a veces impulsiva, coherente, competitiva, deseante, buscadora, etc. Que, desde el lenguaje astrológico hablaríamos de los signos de fuego (aries, leo y sagitario) acentuados; y, a Marte y Urano ubicados en forma preponderante, etc.
La tendencia a la comunidad se manifiesta; más funcional, con mayor capacidad de empatía y capacidad de respuesta al entorno, dependiente, flexible, con actitud más cooperadora, adaptable, etc. Astrológicamente diríamos, en este caso, que los signos de agua (cáncer, escorpio y piscis) “son” fuertes en la Carta, o también observaremos a la Luna o Neptuno en una posición significativa.
Creo, es necesario reconocer ambas tendencias actuando en nosotros, como un pulso que nos centraliza y define por un lado y nos empatiza y congrega por otro. Como en toda polaridad, es necesario ser concientes de la necesidad de un equilibrio dinámico para mantener un ritmo más fluido y saludable.
El estar muy centrado en sí mismo, ser independiente, autónomo, nos da la posibilidad de conectarnos con una determinada potencia personal, nos sentimos seguros, fuertes…pero “exagerados/as” en ésta tendencia, podemos encontrarnos con cierto grado de soledad, cuando no, aislamiento y extrañar la calidez de un contacto más íntimo con otro u otros, necesitando sensación de pertenencia y cooperación. Desde el otro polo podemos encontrarnos nadando en el mar de la afectuosidad, sintiéndonos completos dentro de un marco ideológico, o fusionados apasionadamente en unión cuasi-mística con el/la persona o grupo amado…pero “exagerados/as” en ésta tendencia aparecerán signos de ahogo, de despersonalización, quizá indicios de pérdida de identidad y cuando no de dignidad, sintiendo que hemos sido abusados por el otro/a u otros(grupo, familia, empresa, etc.), obviando nuestra responsabilidad de elección personal.
El autoconocimiento astrológico no nos cambia, por supuesto, nuestra más natural tendencia a ser de una u otra manera. Sí, nos puede ayudar a ser más conscientes de nuestra más profunda naturaleza y observar que parte de la misma puede hallarse manifestada “exageradamente” desequilibrando nuestra integridad, y formando así claros síntomas de incomodidad: enojo, impotencia, soledad, aburrimiento, angustia, etc. Sopesando la balanza de nuestras polaridades, podemos ir encontrando nuevas formas de equilibrio en nuestra vida.
Hasta el próximo encuentro.
Javier Ignacio Alvarez
Consultoría psicoastrológica

jueves, abril 05, 2007

El Sol, la Luna y el Ascendente


En Astrología, cuando se estudia una Carta Natal. Estos tres aspectos ( El Sol, la Luna y el Ascendente) suelen ser los primeramente esbozados para comenzar a hacer un análisis de nuestra particular forma de ser, a la vez dinámica y con ciertos rasgos estables.
Estos tres aspectos de nosotros mismos pueden estar en cada uno de los 12 signos del Zodíaco. Y así es como pueden notar, que es infinita la forma en que estos tres aspectos pueden estar configurados en cada uno de nosotros. Por ejemplo: a todos aquellos individuos nacidos entre el 22 de julio y el 22 de agosto se verá, en sus cartas natales, que el Sol esta en el signo de Leo, así se dice que los nacidos en ese período son leoninos/as. Ahora bien, a lo largo de un mes la Luna “viaja” por todos los signos, así cada uno de los leoninos antes mencionados pueden ser a su vez, de distinto signo lunar. Y observando ahora el tercer aspecto (Ascendente), este “cambia” en un día por todo el zodíaco, de signo en signo , así las cosas y por dar un ejemplo: alguien puede ser del signo de Leo (el Sol en Leo) , ser, también del signo de Virgo (la Luna en Virgo) y ser Ascendente de Acuario; y, otra persona puede ser del signo de Leo (el Sol), también ser del signo de Sagitario ( la Luna en Sagitario ) y ser Ascendente Tauro.
Ambas personas “son” de Leo , de acuerdo al período en el cual el Sol estaba en Leo, pero tendrán cualidades lunares distintas , como así también el Ascendente.
Como verán es un poco complicado, pero no tanto; lo que sí podemos decir, es que cada uno de nosotros tiene una particularidad muy específica y hace de los caracteres y los rasgos de la personalidad algo muy distinto, aún en personas que decimos, son del mismo signo.
Ahora bien: ¿de que nos habla cada variable?
La Luna: nos habla de nuestras tendencias más arraigadas, nuestras reactividad, nuestra espontánea forma de reaccionar o la manera en que nos protegemos y cuidamos. Donde está la Luna hay mucha memoria y capacidad de respuesta, pero por esto mismo se puede convertir en un refugio evitativo en relación a la necesidad de confrontar aspectos mas desafiantes. Según en que signo esté la Luna, así serán las formas arraigadas de reaccionar rápidamente y las maneras de refugiarnos y “esconder la cabeza”
El Sol: nos indica nuestra vitalidad , nuestra manera de expresarnos y ser nosotros mismos. El aspecto de nosotros mismos en el cual sentimos aquello que llamamos “yo soy” , y no aquello que sentimos que tenemos que ser para adaptarnos al entorno o para ser queridos. Ser solares es irradiar energía hacia fuera de nosotros mismos, es sentirnos vitales. Según sea nuestro signo solar, nos dará pistas de cómo nos sentimos mas vivos y mas íntegros.
El Ascendente: Es la energía (signo) que sale espontáneamente de nosotros mismos, pero que por salir así, digamos, “inconscientemente”, no la reconocemos como propia, es así como, el Ascendente, se comprende a partir de escenas de vida (experiencias) que nos llaman a darnos cuenta que somos nosotros mismos los que las generamos. También se lo suele definir como el camino de “la energía a aprender”, siendo así, como nos vemos, una y otra vez, en la necesidad de tomar contacto con la misma a través de vivencias recurrentes. Suele ocurrir, con mucha frecuencia, que conozcamos muchas personas que tienen esa energía fuertemente acentuada, así, al estar en relación con ellas, se produce el fenómeno de amor-odio que más allá de las vicisitudes nos lleva a comprender mas esa cualidad y a la postre a nosotros mismos.
Pues bien , por si esto fuera poco , también están en danza los planetas: Venus ( la forma en que nos relacionamos) ; Marte ( la forma de nuestro deseo); Júpiter ( nuestra manera de valorizar la experiencia) y otras energías más. Serán comentario para otro momento, cuando la sincronía de las energías lo dispongan y las podamos acompañar escribiendo sobre ellas.



Hasta el próximo encuentro.


Javier Ignacio Alvarez


lunes, febrero 12, 2007

guía práctica de ejercicios.....

Guía práctica de ejercicios para tiempos de crisis (transformación):


Desde el punto de vista de la Astrología, conocemos que hay tiempos en los cuales se manifiestan o emergen distintos tipos de energía con una determinada cualidad a ser vivenciada y comprendida. Estos tiempos, a los cuales llamamos “tránsitos”, “progresiones” y “revoluciones” son, momentos específicos en los cuales un orden establecido es puesto a reconsideración. El ser humano, en general, vive estas circunstancias (con mayor o menor grado de inquietud) como cambios en su vida: en la sensación misma de su identidad, en alguna esfera de vida en particular, en sus relaciones, etc. La magnitud de éstas “crisis” depende de muchos factores y es necesario hacer un estudio de nosotros mismos para situarnos frente a ella de la mejor manera posible.
Si bien las crisis son un proceso individual, que hace al desarrollo de cada uno de nosotros, es decir al proceso de “individuación”, aquí propongo algunos ejercicios, en forma general, que podemos practicar para facilitar el proceso de cambio e ir comprendiendo el significado existencial del mismo. Hay también, “crisis” colectivas, de grupos de individuos, por ejemplo: la familia, el matrimonio, amistades, relaciones laborales o de un país entero involucrado en “época de transformación”. Es también, creo evidente, que estamos viviendo hoy, como ciudadanos planetarios una “crisis” que nos compete a todos.
Aquí nos referiremos a la que se halla íntimamente ligada con la decisión y responsabilidad de y sobre nosotros mismos en forma individual ( aunque reconozco que somos seres interdependientes que somos mutuamente recreados).

(Aclaración: Los tipos de ejercicios a realizar deberán asociarse a los síntomas propios de cada “nivel de referencia”, será necesario hacer un diagnóstico de situación, para observar, en que medida y que tipo de ejercicio, es beneficioso para cada uno y facilitador del proceso de transformación en cuestión. Puede haber síntomas que requieran de una atención específica de un profesional-persona de nuestra confianza (médicos, nutricionistas, masajistas, psicólogos, profesores de algún arte u otro tipo de mentor), así como, también, hay ejercicios que no requieren de síntomas para su práctica. Es, también importante, tener en cuenta la disponibilidad de recursos. físicos, económicos, laborales y de contención afectiva con que contamos )

Nivel físico:
§ Reconsideración de la alimentación, dietas
§ Ejercicios corporales: caminar, deportes, bailar, expresión corporal
§ Masajes
§ Baños de inmersión


Nivel energético:
§ Prácticas de Hatha Yoga, Tai Chi, Chi Kung, etc.
§ Ejercicios bioenergéticos
§ Ejercicios de respiración
§ Contacto con la naturaleza: jardinería, paseos, baños de sol


Nivel emocional:
§ Algún tipo de consultoría ( esto es, un contexto donde, dejar emerger las emociones movilizadas, para comprender su origen y su significación)
§ Darse un espacio para expresar emociones: alegría, tristeza, enojo, compasión, miedo, perdón, envidia, admiración, celos, simpatía, etc. ( A veces esto requiere de algún contexto contenedor –terapéutico-, otras, sólo de un acercamiento a obras de arte, como espectador o autor: poesía, pintura, teatro, música, danza, etc.)


Nivel mental:
§ Algún tipo de consultoría ( en este nivel para revisar cosmovisiones de la vida, dialogar sobre creencias o pautas que pueden estar erróneamente entendidas, comprensión de procesos inconscientes que pugnan por emerger a la luz de la conciencia, confrontar acerca del criterio a observar en cuanto a qué aprender y qué desaprender, etc. )
§ Ejercicios de visualización, de reafirmaciones entusiastas, de imaginación activa, etc.
§ Tener un diario personal donde escribir sobre experiencias, ideas, emociones, relaciones ( como medio de “dejar asentado” sobre el papel lo que voy vivenciando en el ámbito mental: intuiciones, fantasías, “darse cuenta”, etc.)
§ Trabajo con los sueños


Nivel contemplativo
§ Algún tipo de meditación u oración
§ Ejercicios de auto indagación, de centramiento, de exploración de la propia conciencia.
§ Estudio y práctica de los llamados ENOC ( Estados no ordinarios de conciencia) o estados ampliados de conciencia, promovidos por psicotécnicas específicas y adecuadas al tipo de energía –síntoma- emergente


Nivel comunitario:
§ Actividades grupales ( terapéuticas, artísticas, de autoayuda, de servicio voluntario, etc.)
§ Prácticas de reciprocidad o cooperación ( escuchar y ser escuchado, ayudar y ser ayudado, trueques, etc. )


Nivel planetario:
§ Establecer contacto y amistad con los fenómenos naturales
§ Visitas a los llamados “lugares sagrados”
§ Reconocer ritmos estelares (lunas nuevas y llenas, cambios de estación, etc.)
§ Práctica de conciencia ecológica (reflexionando sobre la Tierra como nuestro hogar, actividades de reciclaje, conciencia del consumo de recursos, simplicidad voluntaria - concepto de Duane Elgin-, etc.)


Bibliografía:
§ “El cuidado del alma” de Thomas Moore
§ “Conciencia sin fronteras” de Ken Wilber
§ “En busca del ser” de Stanislav Grof y Christina Grof
§ “Todos somos uno” de William Schutz
§ “La nueva psicología del amor” de Scott Peck
§ “Como es arriba, es abajo. La tarea cotidiana como camino Espiritual” de Ronald Miller
§ “Perdonar” de Robin Casarjian



Javier Ignacio Alvarez
Consultor astrológico – Autoconocimiento
E-mail:
javieralmach@arnet.com.ar

lunes, octubre 16, 2006

Marte y Venus y la búsqueda de integración

Entre los “fragmentos” de conciencia a integrar ( de hacer íntegro; completo; entero, es decir, de “enterarse”) se encuentra la necesaria tarea de complementar lo masculino y lo femenino en cada un@ de nosotr@s.
Aunque cierta astrología de “difusión superficial” nos hable acerca de que “los hombres son de Marte y las mujeres de Venus”, un pequeño paso dentro de la indagación en el tema nos hace saber que: todo organismo humano (y no humano) tiene, es, ¡ambas energías!, la “marcial” y la “venusina”..... (entre otras).
Seamos varón o mujer en el plano físico-biológico, al observar nuestra Carta Natal (mapa energético potencial) podemos “darnos cuenta” que tod@s somos exponentes, tanto de la energía de Marte - iniciativa, impulso, decisión, deseo, capacidad para abrir, para comenzar, y, también, la más burda expresión de “pelearnos por cualquier cosa”-, como de Venus – complementación, capacidad de respuesta, sintonía con lo agradable, bello y gozoso, sensualidad, contacto vital hacia lo natural y corpóreo, y, también, la más burda expresión de “ofrecernos a cualquier cosa”).
Tanto las manifestaciones que toman, ambas energías, en nosotr@s, como la forma de sentirlas se debe a varias variables: la configuración de la Carta Natal (signos, aspectos y casas implicados) – energía potencial- ; el trabajo que hayamos hecho sobre nosotr@s mism@s - energía actualizada- ; la posibilidad de seguir profundizando ( resignificando, rectificando ) en el hecho de “enterarnos” sobre como mejorar nuestra relación ( ego organizador mediante ) con ellas – energía direccionadora -.
¿Qué siento que me falta?, ¿Iniciativa o capacidad de atraer y responder?
¿En que esferas de vida se manifiesta mi capacidad de abrir espacios y en cuales me entrego a la iniciativa de otros?
¿Estoy demasiad@ apegad@ a mi rol físico en este mundo?
¿Los hombres estamos - en términos marcianos-“sólo” para luchar, conquistar nuevos espacios y ser decididos?
¿Las mujeres estamos -en términos venusinos- “sólo” para acompañar, estar lindas y dispuestas?
Cada un@ puede agregar la pregunta que esté emergiendo en su mente…
No dudo que: la revolución sexual moderna; los movimientos tanto feministas como de la “Nueva Masculinidad”; los rechazos a los estereotipos sexuales o de roles sociales; la crisis de la Institución matrimonial; la tan comentada “guerra de los sexos”; como la cantidad de relaciones de tipo “consumista” (efímeras, “al paso”, no comprometidas y tristemente insatisfactorias); están abriendo un profundo debate en los contextos sociales como así también en nuestra interioridad.
La idea de que tanto Marte como Venus están dentro de nosotr@s es una pequeña-gran hipótesis (a ser investigada de la mano de la astrología-psicología junguiana y las propias vivencias) que intenta hacer conciente que: en la medida que no estén integradas en nosotr@s ; que solo respondamos a la imagen de nuestro cuerpo (fisiosfera), y no, también, al significado del mismo (noosfera)…habrá más ansiedad ( aspecto de Marte negativo ) y dependencia ( aspecto de Venus negativo ) como dos energías que se muerden la cola perpetuamente …en soledad, en vez, de confrontar ( aspecto de Marte positivo ) y de abrazarse ( aspecto de Venus positivo ) para así "hacer ( al accionar marciano ) el amor ( la armonía venusina )"…. El único "juego" donde “competir es compartir” ganando tod@s.

Hay muchas más energías-polaridades por integrar, muchos más “fragmentos” que reunir y, a medida que avanza la evolución, y la conciencia puja por emerger, mayores son los desafíos que se plantean a nuestra incansable tarea de construir una mejor convivencia, tanto dentro de nosotros como "entre nosotros"…allá vamos.
Hoy recordamos que el dios guerrero nos alienta a seguir luchando y la diosa belleza nos relaja y acompaña en el camino, ambos reunidos, en nuestro propio templo interno.
Hasta un próximo encuentro.

Javier Ignacio Alvarez

sábado, septiembre 02, 2006

El valor armonizador del saber astrológico

En ésta época, marcada por el dominio del saber cientificista ( materialista, causalista, utilitario, mercantilista y funcionalista) , donde, según ésta cosmovisión, solo es real aquello factible de ser observado, medido o tocado, esto es, lo percibido por los sentidos directamente o “ayudados” por la tecnología ( microscopios, telescopios, aparatos electrónicos, computadoras, etc.) está provocando que muchas experiencias que están “mas allá” de la percepción sensoria y de la razón basada en la misma queden relegadas al ámbito de lo negado, o directamente al estamento de lo patológico, solo por el hecho de no ser comprendida su significación. Estas experiencias, las llamadas, por algunos psicólogos ENOC - estados no ordinarios de conciencia-, otras veces experiencias extrasensoriales o paranormales suelen quedar fuera de la frontera de lo reconocido o legitimado socialmente ( con la incomodidad que le causa – al que las tiene, el no poder compartir las mismas o sufrir por no poder comprender-ya no su entorno social- sino él/ella mismo/a lo que está aconteciendo).

Es aquí donde entran las llamadas ciencias humanísticas que tienen en cuenta no solo los sentidos y la razón asociada a los mismos, sino, también reconoce le existencia de aspectos afectivos ( las emociones, la mutua influencia de las mismas entre los seres humanos: el amor, el deseo, el rechazo, la solidaridad, la ira, la tristeza, la empatía, etc.) que aunque no posibles de ser medidas por la ciencia, ya nadie, que se precie de ser social, puede negar su existencia ( aunque muchas veces podamos confundir “gato por liebre” en el plano psicológico o sea, confundamos por ejemplo “interés personal por amor”)

Junto a éstas ciencias coexisten las llamadas “ciencias simbólicas”, donde el patrón de autoridad ya no son –solamente- los sentidos, la razón ni la comprensión empática-emotiva, sino que se hallan allí donde la Intuición holística se suma a las primeras. O sea, siempre con la base empírica de la sensación-razón-sentimiento, dan lugar también a la significación simbólica a partir del uso de un lenguaje que, día a día, tratan, cada vez más personas, de aprender. Dentro de las llamadas “ciencias simbólicas” se hallan muchas disciplinas, entre las cuales se halla la Astrología como una de ellas. ( Otras son: las metafísicas filosóficas, las prácticas o rituales simbólicos, las religiones en su faz educativa y promovedora de claridad y amor al prójimo, la Cábala, y tantas otras)
AL SER SIMBÓLICAS, NOS ARRIESGAMOS A ERRAR EN EL ARTE DE LA INTERPRETACIÓN.
¿pero no hay también errores en la aplicación de la ciencia positiva?
TAMBIÉN PODEMOS ENCONTRAR INTENCIONES MANIPULADORAS
¿pero no existen, las mismas, también, en el uso de la razón, o en la aplicación de la tecnología?
Creo que lo que es importante defender, no es a una u otra forma de saber, sino aprender a discriminar las actitudes e intenciones de los usos y utilidad en ambas.

El valor armonizador del saber astrológico es aquel que nos permite, mediante su conocimiento, comprender experiencias de vida externas o íntimas a la luz de símbolos que nos ofrecen la posibilidad de “darnos cuenta” intuitivamente de los mismos. Así, situaciones inexplicables, procesos anímicos dolorosos, estados de conciencia desconocidos o etiquetados como irreales o malinterpretados como patológicos según la cosmovisión cientificista (que solo acepta como normal la adaptación funcional al orden imperante) encuentran, sino total explicación , sí, una guía para investigar qué, cómo o porqué, nos pasa lo que nos pasa.
Frente a tantos síntomas incómodos, que estamos viviendo bajo las condiciones sociales y climáticas actuales, frente a tanta necesidad de medicación supresora (sedantes, tranquilizantes, estimulantes, etc. –sin contar el alcohol o las drogas denominadas ilegales) de estados emotivos y de conciencia dolorosos tanto por quién los vive como por aquellos que los rodean, frente a tanta conducta desconfiada, temerosa, sorpresiva, intespectiva o agresiva que se manifiestan, es quizá necesario, prestar atención acerca de si los relatos que explican la conducta humana no puedan estar necesitando de un paso adelante y aceptar la ayuda que se brinda desde las ciencias simbólicas. Un ejemplo de esta integración que se va manifestando año tras año en libros, congresos o simplemente en talleres y seminarios cortos es la corriente denominada Psicología Transpersonal o las terapias complementarias en general.
Repitiendo la metáfora: “cuidar de, al tirar el agua sucia, no tirar con ella al bebé recién bañado”, podemos decir análogamente “ cuidar de, al tirar las superticiones irracionales que nos dominan por el temor , no tirar con ellas las significaciones nacidas del saber intuitivo”.
Queda pendiente seguir conversando acerca de la intuición holística, ésta es una capacidad que tenemos todos en estado potencial, como la razón......
Hasta el próximo encuentro